Por fin llegaron nuestras vacaciones y nos pudimos ir toda la familia al lugar donde tanto tiempo habíamos soñado, Acapulco de Juarez. Esta ciudad de dos millones de habitantes ubicada en la costa sur de Méjico, tiene una magia especial, es una ciudad siempre viva, que nunca duerme y ofrece al viajero y al residente veinticuatro horas de actividad y diversión, toda la que sea capaz de resistir. Desde que llegamos, mantuvimos una actividad frenética para no perdernos nada. Nos alojamos en el Hotel Calinda Beach, en la Zona Dorada, en pleno corazón de la bahía de Santa Lucía, muy próximos a toda la zona comercial y de ocio de la ciudad. Disfrutamos de las magníficas y numerosas playas de Acapulco, compramos en sus centros comerciales productos de artesanía mejicanos, y disfrutamos de su buena gastronomía en los mejores restaurantes como el Carmenere y La Fogata. Algo que nos impresionó sobremanera y es uno de los principales atractivos turísticos de Acapulco, fueron los saltadores de la Quebrada, que se lanzan al agua con una destreza y un tremendo riesgo desde una altura de más de treinta metros de altura. Ha sido una bonita experiencia visitar Acapulco, lo recomiendo.

Publicado hace 14 años en Viajando por América > América del Sur