Soy funcionaria y por razones laborales he tenido que venir a Algecira, una vez finalizadas mis gestiones, pensé en que quizás sería interesante aprovechar para poder ver ese espacio colonial único y último que queda en Europa, como es Gibraltar. Cruzé la frontera andando y cogí un autobús que atravesando el aeropuerto y toda la zona militar me dejó en la entrada de la ciudad. Hacía un día brumoso y un poco nublado, típico del Campo de Gibraltar, subí caminando y realmente desde que entras a la colonia se siente una extraña sensación un poco inexplicable. Cuando llegué a la calle Real o calle principal, había un bullicio y un trasiego de gentes en los comercios y en los establecimientos hosteleros, era todo muy pintoresco y curiosos, gentes de muy diferentes aspectos entendiéndose en dos lenguas el Inglés y el español y a veces una misma fundida que le llaman el spanglish. Observé muchísimas oficinas de gestiones financieras, regentadas en su mayoría por judios, al menos eso es lo que se identificaba por los nombres que había en las placas exteriores, y también observé como parece que en determinados puntos de la ciudad parece que se ha parado el tiempo y es una vuelta al siglo XIX. El Gibraltareño o Llanito como también se les llama suele tener un carácter abierto y jovial muy parecido, por su descendencia y proximidad al andaluz. En fin un viaje fugaz curioso de hacer, que te provoca una sensación extraña y particular.

Publicado hace 14 años en Viajando por España > Sur: Andalucía, Extremadura, Ceuta y Melilla