Me contaba mi abuelo con mucho orgullo, que uno de sus abuelos participó en la independencia de esa gran nación que es Argentina allá por el año 1810 y cuyo principal foco neurálgico poblacional está concentrado en su capital Buenos Aires que con sus casi 13.000.000 millones de almas es una de las veinte capitales más grandes del mundo. Todos mis antepasados, desde ese abuelo lejánísimo hasta mi padre, siempre han mantenido una fuerte vinculación con Buenos Aires viajando y teniendo relaciones y contactos que por desgracia se han ido desvaneciendo en el tiempo. Este pasado mes de junio después de muchos años de intento, pude decidir que era mi momento y di el salto a viajar. Conociendo espacios y rincones por referencia de mis mayores y por mi afición a la lectura de grandes literatos argentinos, cuando desembarqué y empecé a reconocer in situ el Barrio de Palermo tan bien reflejado por Borges, el famoso Parque de Lezema de Sábato y La Villa del Parque donde vivía Cortázar, me parecía mentira que estuviese en ese pais y en esos lugares tantas veces soñados por mí. Me pasé varios días sin parar viendo edificios y lugares emblemáticos de la ciudad como la Catedral Metropolitana, La Casa de Gobierno, El Congreso de la Nación, El Teatro Colón, El Nacional Cervantes y el de San Martín, también visité montones de Iglesias y Museos, el de História Antigua y Contemporaneo, el de Arte, etc..., incluso visité el famoso Cementerio de la Recoleta, no se yo buscando qué. Me moví por los Barrios de La Boca, Monserrat y San Telmo. Por supuesto que también estuve en la famosísima Plaza de Mayo, la de las madres locas. Mi alojamiento y cuartel general lo tuve en el Don Telmo Hotel Buenos Aires, con muy buen servicio de atención al cliente, me sentí muy cómodo. En resumen un viaje sin parar, de muchísimo interés por todo lo visitado y donde me pude por fin quitar el añorado deseo de conocer esas tierras de las que tanto me relataron.

Publicado hace 14 años en Viajando por América > América del Sur