Me confieso un auténtico fanático de la imaginería y hace unas semanas decidí ir a Murcia a ver el Museo Salzillo. Es un Museo de reciente constitución (1960) y está en la iglesia de Nuestro Padre Jesús. Esta iglesia tiene su origen a partir de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de Nazaret del año 1600.
Dicha cofradía, además de ser (junto con la de la Preciosísima Sangre) una de las más legendarias, tiene además el privilegio de sacar cada Viernes Santo por la mañana en procesión un conjunto de esculturas que encargara en el s. XVIII al escultor Salzillo. Dicho encargo fue realizado por una importante familia murciana y donada a la cofradía por la familia Riquelme. Consta de ocho pasos procesionales, todos ellos expuestos en una capilla de la iglesia de Jesús, y son: La Caida (1752), La Oración del Huerto (1754), La Verónica, San Juan y La Dolorosa (1755 y 1756), El beso de Judas (1763), La Santa Cena (1763) y el Cristo de la Columna (1778). Yo comprendo que es una afición un tanto fuera de lo usual y que no somos masa, pero es un arte que engancha y como la Semana Santa, apasiona.

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