La visita a Río de Janeiro siempre la recordaré por tres cosas: Copacabana, el Pan de Azúcar y la alegría contagiante de los brasileños y las brasileñas. Aunque me gustaron muchísimas cosas más: el Cristo del Corcovado, Ipanema y su arena maravillosa, el Estadio del Maracaná, el Parque Nacional de la Tijuca (en el centro mismo de la ciudad, oxigenándola) o la Marina de la Gloria, donde tuvo lugar la elección de Río de Janeiro para ser la sede del Mundial de Fútbol de 2014 (ojalá ganemos de nuevo). Un conocido que vive allí desde hace varios años nos preparó un programa a lo carioca, saliéndose de los puntos más turísticos y también lo disfrutamos muchísimo: fuimos hasta la Laguna de Fernando Freitas, donde cada fin de semana multitud de personas se reúnen y practican deporte, leen la prensa dominical y disfrutan de los zumos de fruta natural así como de algunas de las delicias de la comida típica de la Cidade Maravilhosa como la feijoada y los brigadeiros, el dulce típico de Brasil.

Publicado hace 13 años en Viajando por América > América del Sur