Tuve la oportunidad de visitar Tetuán, Kabila y Chefchaouen con una amiga marroquí. Fue un viaje de contrastes. Las playas blancas y el mar turquesa de Kabila, la Marbella marroquí, con un ambiente cosmopolita y sofisticado. La ciudad de Tetuán, con sus edificios de un pasado esplendor en decadencia. Chafchaouen, su especial emplazamiento y su entorno natural; edificios pintorescos de portones azules y niños jugando en la calle a juegos que aquí en España ya hemos olvidado. Pero lo que más sorprende es el olor y el sabor de las comidas, los perfumes. La experiencia inolvidable, subir a un taxi: Conducción despreocupada en un Mercedes antiguo color azul. Seis personas montadas, de los cuales dos ocupan el asiento del copiloto. Para ahorrar espacio uno de ellos echa el brazo sobre el otro y lo mejor, que éstos suelen ser desconocidos.

Publicado hace 13 años en Viajando por África > África del Norte