Es de aquellas ciudades perfectas para el turista. Lo tiene todo, incluido el buen clima, restaurantes de gran nivel para todos los bolsillos, mucha historia y, sobre todo, edificios singulares! Encabezados por la Sagrada Familia, pasando por la Casa Batlló, La Pedrera o el Palau de la Música Catalana... No quisimos comprar el billete del autobus turístico porque ya hemos visitado Barcelona en otras dos ocasiones, pero para quien llega por primera vez es una buena opción. Comenzamos la caminata desde la Plaza de Cataluña y luego por las Ramblas, deteniéndonos en los puestos y en los artistas de calle. Quisimos echar un vistazo al Mercado de la Boquería, cómo no. Luego seguimos camino por el Barrio Gótico (la Calle del Bisbe es mi preferida). Habíamos quedado con amigos a cenar en su casa así que vuelta al hotel para arreglarnos para salir. El segundo día lo exprimimos al máximo visitando la Catedral, la Basílica Santa María del Mar que está en el Born (un barrio para disfrutar) y las Casas Batlló y La Pedrera (solo pagamos entrada para la segunda). La última mañana que pasamos allí fuimos a la Sagrada Familia y a dar un paseo por el Parque Güell. Comida rápida en el parque, en un banco y a recoger las maletas al hotel para poner rumbo al aeropuerto. Una vez más disfruté muchísimo en Barcelona.

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