Ayer mismo regresamos de un viaje planificado por el norte de Italia con un coche alquilado para visitar diferentes puntos de los lagos lombardos y hacer caminatas por sus montañas. Cosas del destino el dia de nuestra llegada resultó el primero de una gran nevada que ha sumido hasta la propia Roma en un caos, además de que no pudimos alquilar el coche por no disponer de una tarjeta de crédito (las nuestras eran de débito!) y claro está por no haber leído la letra pequeña del contrato de alquiler.

Asi pues nuestro viaje cambió desde nuestro primer minuto en Italia. Lo único que seguiria igual era la visita a la Iglesia de Santa Maria delle Gracie para ver la Última Cena de Leonardo da Vinci, por supuesto con reserva previa.

Afortunadamente en Brescia nos esperaba una amiga para acogernos un par de dias, que al final resultaron ser tres. Una rápida visita a la nevada Brescia, medio dia en el nevado Milan, y a continuación dos dias y una noche en Venecia, sin nieve pero con mucho frio.

Como ibamos preparados para la montaña llevabamos la suficiente ropa de abrigo para no pasar frio. O eso era lo que pensabamos porque aún con medias y camisetas termicas, calcetines y botas de montaña, guantes, bufanda, gorro y capuchas varias de los forros polares y los abrigos, Kike todavia se resfrío.

En Febrero a las 5 de la tarde es de noche en Italia. Debido al temporal de nieve en Venecia teníamos una temperatura media de -6ª a medio dia, y -12º por la noche, asi que el frio hizo que las tardes fueran bastante cortas.

A través de la web de Hostelworld la noche de antes reservamos un hostal en la isla de Lido. En Venecia el transporte públic es un poco caro. El vaporetto se convierte en una manera de navegar por los canales de la laguna al tiempo que te desplazas por la ciudad. Entre la parada de la estación y nuestro hotel había todo el recorrido de la linea 1, pero para volver al centro de la ciudad (Plaza San Marcos), solo teníamos que hacer tres paradas. Nuestro hotel Reiter estaba ubicado en el Gran Viale de la isla de Lido, la calle principal que cruza la isla desde la parada del vaporetto hasta la playa del otro lado de la isla. Como estábamos en temporada baja solo encontramos dos restaurantes abiertos, pero acertamos en la elección porque comimos pasta a medio dia y pizza para cenar y las dos cosas estaban buenísimas.

A parte de visitar lo imprescindible: Plaza y basilica de San Marcos, Palacio Ducal y puente de los suspiros, Puente Rialto y Galeria de la Academia, me pareció especialmente atractivo el Ghetto ebraico, por sus calles poco turísticas y no menos venecianas, con su mercado de verduras y la plaza de la sinagoga, un bellísimo espacio de reunión de la comunidad judía que todavía habita en Venecia.

El dia siguiente nos decidimos a visitar la isla de Burano, a la que llegamos desde Lido con dos vaporetos. El primero llega hasta Punta Baccioni (linea 14) y el segundo hasta Burano (linea 12). En total se tarda 50 minutos, pero se debe estar atento puesto que los dos vaporetos estan conectados y en cuando descarga uno y sube la gente en el que esta esperando el otro se marcha inmediatamente. Allí recorrimos sus coloridas calles, disfrutando de los detalles de cada casa y resguardandonos del frio con un chocolate caliente en uno de sus bares.

Por último visitamos la ciudad de Verona. Nos alojamos en A Casa de Lucca, también reservada a través de HostelWorld. Lucca es un chico joven que vive en un encantador apartamento situado en un antiguo palacio de la zona universitaria. Nuestra habitación era enorme, acogedora y decorada con mucho gusto. Allí visitamos El balcón de Julieta, la Plaza delle Erbe y la Iglesia de San Zenón, un bello ejemplo de románico lombardo.

Publicado hace 13 años en Viajar por Europa > Europa Central